Las palabras correctas
Hace un tiempo, algunos escritores han alentado a los creyentes a refrescar el «vocabulario» de nuestra fe. Por ejemplo, uno de ellos señaló que incluso las palabras teológicamente ricas de la fe pueden perder su impacto cuando el exceso de familiaridad y uso nos lleva a perder contacto con la profundidad del evangelio y nuestra necesidad de Dios. Ante esto, sugería que quizá necesitamos reaprender el lenguaje de la fe «empezando de cero», quitando nuestras suposiciones hasta ver por primera vez el evangelio.